MIEDO
El pánico paraliza, el miedo no. Ante una adversidad es sano preguntarnos qué va a pasar y luego cuestionarnos cómo vamos a enfrentar la situación. Conocer nuestras capacidades es muy importante y de no estar seguros si somos capaces de enfrentar una adversidad, es crucial pedir ayuda.
En la escalada vemos como personas ascienden rocas empinadas, muchas veces sin cuerda y pensamos que son temerarios e irresponsables por hacerlo. La realidad es otra. Son gente preparada, que se ha entrenado por muchos años en un ruta de retos progresivos para hacer aquello que hacen. En lo que hacen hay disciplina, técnica y también improvisación cuando es necesario. Pasan por dolorosas lecciones, dietas agresivas y ejercicios agotadores. Estudian y mejoran sus movimientos, anticipan los escenarios. ¿Tienen o han tenido miedo? Sí, seguramente, y por ello, se preparan para vencerlo. El gran premio de un escalador en sí, no es haber dominado la roca, sino la satisfacción de haberse dominado a si mismo.
¿Estamos preparados para los tiempos que vienen? ¿Cuánto tiempo hemos dedicado a esa preparación? ¿Tenemos pánico o miedo? ¿Estamos capacitados o necesitamos ayuda?
Lo que viene es un gran reto, un camino difícil, probablemente doloroso. Después, una gran satisfacción.